131. Travesuras

"Todo es divertido, siempre y cuando le pase a otra persona." - Will Rogers

Gran parte de lo que hizo tan agradable mi breve estadía en Valle Hermoso fueron las pequeñas cosas. Cuando eres un misionero y cuando estás alejado del entretenimiento mundano como videos, música, redes sociales o juegos y no tienes mucho tiempo libre, encuentras formas de divertirte.

Había una ruta cerca de nuestro apartamento que el Élder Torres y yo tomábamos la mayoría de los días. A la vuelta de la esquina de donde vivíamos había una línea eléctrica caída que yacía sin vida en el suelo de tierra (que creo que fue la causa de un breve corte de energía en el torrencial día de "El Ministerio de Ángeles"). Estoy seguro de que no estaba vivo, o si lo estaba, el aislamiento de goma evitó que alguien se lastimara. Pero cada vez que pasábamos por esa línea eléctrica, siempre fingía que me tocó. Haría un fuerte zumbido y saltaba y convulsionaba un poco, y cada vez el Élder Torres saltaba nerviosamente. Entonces ambos nos reímos, yo un poco más que él, y seguimos caminando. No importaba cuántas veces hiciera eso, ¡lo asusté cada vez! Estoy seguro de que lo esperaba cada vez que nos acercábamos, ¡pero aún así saltaba cada vez! ¿Quizás fue solo para complacerme?

Y luego hubo momentos en que los Líderes de Zona ocasionalmente iban a trabajar con los Élderes en el lejano San Fernando. San Fernando, esa ciudad tabú, estaba a unas 100 kilómetros al sur de nosotros y requería un largo viaje en autobús para llegar. San Fernando estaba prohibido además de los hispanos porque era demasiado peligroso para cualquiera que pareciera que no pertenecía allí. Siempre que los Líderes de Zona iban a San Fernando, salían temprano en la mañana, pasaban la noche allí y regresaban temprano para tener el mayor tiempo posible para trabajar en ambas áreas, pero estaban a merced del horario del autobús. Eso significaba que se habían ido durante al menos veinticuatro horas seguidas, lo que nos dio a los cuatro restantes tiempo suficiente para inventar una travesura inofensiva para su regreso.

Comenzamos con travesuras chiquitas y cada vez las aumentamos. En el momento de nuestra primera travesura amistosa, la elección para gobernador de la ciudad estaba en marcha (lo que ocurre en los veranos). Honestamente, parecía que siempre había elecciones en Tamaulipas. Los dos finalistas fueron Baltazar Hinojosa por el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y Maki Ortiz (Partido "Cabeza de Vaca"). No me gusta meterme en política, pero la mayoría de la gente que conocía decía que el PRI era el partido político más corrupto de los dos porque siempre ganaba por el salario. Como parte de la campaña de Baltazar, teníamos en nuestras manos unas pegatinas políticas que habían sido descartadas y las usamos para cubrir los escritorios de los Líderes de Zona. Les gustó tanto que los dejaron allí. En todo caso, agregaron brillo y color a superficies blancas que de otro modo serían aburridas.

La próxima vez, pusimos su litera en la cocina (que no fue algo fácil de hacer) y cubrimos su cama y varias partes del apartamento con las mismas pegatinas políticas (Te muestra cuántas teníamos). Apagamos las luces y nos escondimos en el dormitorio y colocamos nuestras cámaras en diferentes ángulos premeditados para captar sus reacciones por la noche. Hubiera sido perfecto también, excepto que nos llamaron unos minutos más tarde para decirnos que habían olvidado sus llaves, por lo que todo el elemento de "ocultación" se arruinó. Por supuesto, los ayudamos a mover la cama de nuevo a la habitación y a limpiar todo después del hecho.

El tiempo después de eso, ¡Lo superamos aun más! Apenas logramos caber su litera en el pequeño balcón. Cómo logramos hacerlo encajar, o atravesar la puerta, no lo sé. Pero sabiendo que al Élder Sánchez no le gustaba mucho la suciedad en su cama (Se supone que era alérgico), nos aseguramos de mantener toda su ropa de cama en casa. Además de eso, movimos su escritorio de estudio a la bañera manteniendo todo organizado exactamente como estaba y cerramos la puerta de la ducha. Si no lo estuvieras buscando, probablemente ni siquiera sabrías que está allí. Todo fue así durante la mayor parte del día, desde la mañana hasta el anochecer.

Los Líderes de Zona llegaron a casa un poco más tarde de lo esperado. Salimos al balcón encima de los colchones de las literas, apagamos todas las luces del apartamento y fingimos que no estábamos en casa o dormidos (no sé dónde estaríamos a esa hora aparte del apartamento). Por supuesto, se vengaron y, suponiendo lo que habíamos hecho, nos encerraron en el balcón de inmediato. Estuvimos atrapados allí durante unos cinco minutos o más cuando finalmente volvieron a abrir la puerta. A decir verdad, yo no era feliz que me dejaran innecesariamente en el calor en ese espacio chiquito. Estaba a punto de saltar del balcón. Estaba tan cansado. Ese fue el final de las travesuras que hicimos a los líderes de Zona mientras estuve allí. En parte porque no estuve allí por mucho más tiempo, pero también porque no teníamos forma de superarlo aun más.

Sé que no fuimos los únicos que nos divertimos el uno con el otro. Tenía un amigo al que sus Líderes de Zona le hicieron una broma y le dijeron que lo iban a transferir, incluso haciendo que empacara las maletas antes de revelar que en realidad no iría a ninguna parte. A cambio, este Élder puso brillo en su botella de champú. Hay muchos otros casos que varían de misionero a misionero, algunos de los cuales no me siento inclinado a compartir públicamente porque no veo ninguna razón para hacerlo. Pero en cualquier caso, siempre y cuando no se rompieran las reglas ni se hiciera daño, todo fue por diversión. Los misioneros son personas normales, como cualquier otra persona, y les gusta divertirse.