35. Feliz CumpleaƱos
- L Rshaw
- May 15, 2021
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Updated: Apr 16, 2022
Recordemos que lleguĆ© a Monterreal, Rio Bravo el 17 de septiembre. La semana siguiente, el 25 de septiembre, cumplĆ diecinueve aƱos. Uno de los asistentes del Presidente Morales, el Ćlder Rawle, nos acompaĆ±Ć³ por el dĆa para supervisar nuestro trabajo. Solo se enterĆ³ de mi cumpleaƱos despuĆ©s del hecho, que fue fortuito.

Se reuniĆ³ con nosotros inmediatamente despuĆ©s de nuestra Conferencia de Zona. La noticia de su visita era de un dĆa para otro, por lo que no tuvimos tiempo de acomodar espacio en nuestra pequeƱa "casa" (Ver mi publicaciĆ³n "1er Ć”rea: Monterreal, RĆo Bravo" para la descripciĆ³n completa). A falta de una tercera cama para dormir, se acostĆ³ en nuestro duro piso de baldosas para pasar la noche, y la familia que vivĆa debajo de nosotros le proporcionĆ³ algunas mantas y almohadas.
Sinceramente, no recuerdo mucho de su tiempo con nosotros. Todo lo que recuerdo es que el Ćlder Rawle y el Ćlder Howard contactando la gente en la calle. Cada uno se turnĆ³ para compartir su testimonio y, luego, me miraron para decir algo. Ā”CUALQUIER COSA! No deseo poner excusas, pero aĆŗn no se me soltĆ³ la lengua. DeberĆa haber compartido un testimonio simple, pero era demasiado tĆmido para intentarlo. No querĆa la reacciĆ³n que la niƱa en mi primera cita misional me dio (ver "Llegar a Ser Como Un NiƱo PequeƱo").


Lo que sĆ recuerdo es estar en nuestra cita para el almuerzo del dĆa en el "patio trasero" de la casa de una hermana del barrio. Tengo un video de este patio que pueden ver en mi publicaciĆ³n "Intercambios". Su "patio trasero" era un patio rodeado de antigĆ¼edades oxidadas como herraduras, linternas, jaulas de pĆ”jaros, sartenes y chucherĆas que quitaban el aliento. Era un dĆa nublado con una brisa decente. Un roble gigante dominaba la mesa de cristal en la que estĆ”bamos comiendo. Con una rĆ”faga de viento, una bellota cayĆ³ del Ć”rbol y aterrizĆ³ con un fuerte golpe en uno de nuestros vasos. Parece tan servil ahora, pero en ese momento era impresionante y cĆ³mico que una bellota tuviera la "precisiĆ³n" para alcanzar un objetivo tan pequeƱo como un buceador en un circo.
Era la noche antes de mi cumpleaƱos y el Ćlder Rawle querĆa hacerlo especial, asĆ que despuĆ©s de algunas llamadas telefĆ³nicas y por alguna "brujerĆa", logrĆ³ que nos entregaran pizza, lo cual parecĆa una gran hazaƱa considerando que la pizzerĆa mĆ”s cercana estaba en el centro de Rio Bravo. Pero lo hizo. Creo que intentamos pedir pizza antes, pero por una razĆ³n u otra, no pudimos conseguir que nos entregaran a pesar de que estĆ”bamos a solo dos millas de distancia. A pie, dos millas se sienten como una eternidad, lo que hizo que el centro de la ciudad se sintiera mĆ”s lejos de lo que estaba.
QuerĆa ser el primero en desearme feliz cumpleaƱos a la maƱana siguiente, pero en la pecera a la estaciĆ³n para dejarlo, la esposa del Presidente Morales lo llamĆ³, y me felicitĆ³. No la entendĆ bien porque yo estaba tan nuevo y gringo y la pecera era mĆ”s ruidosa cuando nuestra llamada terminĆ³ abruptamente, pero agradecĆ el gesto. Es una cosa pequeƱa, pero la Hermana Morales era verdaderamente el corazĆ³n de la misiĆ³n. El Ćlder Rawle estaba bastante desanimado porque ella lo habĆa ganado. Me pareciĆ³ muy dulce de su parte felicitarme ademĆ”s de todos los demĆ”s asuntos que hacĆa en las oficinas. Grandes personas se preocupan por uno.

La semana despuĆ©s de llegar, mĆ”s especĆficamente nuestro primer lunes, tuvimos nuestra reuniĆ³n de distrito semanal para discutir juntos cĆ³mo ayudar a las personas a las que estĆ”bamos enseƱando a progresar y generalmente recibir capacitaciĆ³n sobre cĆ³mo ser mejores misioneros. VolvĆ a ver al Ćlder Johnson y me sentĆ muy aliviado al ver un rostro familiar entre una docena de extraƱos hispanohablantes. DespuĆ©s de nuestra reuniĆ³n de zona, el Ćlder Adams trajo dos pequeƱos pasteles helados de chocolate: uno para mĆ y otro para otro Ćlder. Cantaron una canciĆ³n que no me era familiar: Las maƱanitas.
Sin mĆ”s preĆ”mbulos, el Ćlder Adams me dijo que le diera un mordisco a la esquina del pastel. No fui tonto de nadie. SabĆa a dĆ³nde iba esto, pero eran persistentes, asĆ que entrĆ© mientras todos cantaban como si fuera un ritual, āMordidaā, tratĆ© de ser rĆ”pido, pero el Ćlder Adams metiĆ³ con Ć©xito mi cara en el pastel, con glaseado de chocolate y todo asfixiando mi cara como una mĆ”scara de aguacate. Todo fue muy divertido. Me sentĆ especial de que supieran que era mi cumpleaƱos considerando que reciĆ©n lleguĆ© la semana anterior y me molestĆ© en hacer algo para celebrarlo. Son las pequeƱas cosas como estas las que hacen que las personas se sientan apreciadas. No necesitaba ningĆŗn regalo de cumpleaƱos, solo necesitaba sentirme como si estuviera entre amigos, y lo hice.
Algunos de los Ćlderes de la Zona iban a bautizar el dĆa de mi cumpleaƱos y yo pude asistir y ser uno de los testigos (una de las personas que observa y se asegura de que el bautismo se realice correctamente). Me sentĆ valorado de que a mĆ, el chico nuevo, me pidieran que participara. Nunca antes habĆa sido testigo. Y tambiĆ©n se me pidiĆ³ que dirigiera el himno de apertura, "El Himno de Batalla de la RepĆŗblica" (no sĆ© por quĆ© eligieron ese himno). HabĆa visto al Ćlder Howard dirigir los himnos casi todos los domingos en la reuniĆ³n sacramental, asĆ que intentĆ© copiar lo que hizo. No era raro para nosotros cantar siempre los himnos Acapella porque no era comĆŗn que alguien supiera tocar el piano. Como consecuencia, los miembros del barrio tuvieron que hacer todo lo posible para saber cĆ³mo iba el himno: notas, tempo, etc. Los resultados fueron una mezcla "interesante" de voces de diferente tono pero con buenas intenciones. Muy diferente de Utah, donde muchos de nosotros crecimos cantando himnos en partes y donde muchos aprenden a tocar el piano cuando son jĆ³venes.
Las primeras impresiones duran para siempre. A veces es bueno no tomarse demasiado en serio y tomarse tiempo para divertirse. La misiĆ³n no solo debe estar ocupado, sino divertido.
El mĆo no fue el Ćŗnico cumpleaƱos que celebramos, incluso durante mi estadĆa en RĆo Bravo. Creo que tenĆamos al menos 4 mĆ”s o menos. Y cada uno tenĆa pastel salpicado en la cara. A fines de noviembre, el Ćlder Johnson celebrĆ³ su cumpleaƱos. Al igual que su compaƱero y entrenador, el Ćlder Stohel. Hubo un momento en el que celebramos en la cancha de baloncesto a las afueras de la capilla como una fiesta sorpresa. Vi al Ćlder Adams luchar para colocar el pequeƱo pastel de chocolate, un pastel entre muchos, sobre la mesa y accidentalmente lo dejĆ³ caer en sus pantalones. Pocos de nosotros lo vimos cuando volviĆ³ a meterse en el baƱo de la capilla para lavarse. Creo que fue el pastel del Ćlder LĆ³pez, y Ć©l no se enterĆ³ hasta que se lo dije un par de meses despuĆ©s.